domingo, 28 de agosto de 2011

La televisión y la política










LA TELEVISIÓN ECUATORIANA Y LA POLÍTICA.


¡Oiga, don Edison, el director dice que usted debe dirigirse a la cámara 2!
--¿Dónde está la cámara 2?
--Aquí, don Edison.—
OK.
Listo, don Edison. Contando:  5….4…..3…….dos
“Señoras y señores, interrumpimos brevemente nuestra programación regular, para darles a conocer una noticia de última hora y que por su trascendencia, afecta la vida de todos los ecuatorianos.

Se nos ha informado que las negociaciones que se están llevando a cabo, en el Ministerio de Defensa Nacional, entre el elemento armado y una representación de la ciudadanía, está dando sus frutos. Existe ya una lista de ilustres ecuatorianos en los que han coincido ambas partes, y se espera que en poco tiempo más, el Ecuador pueda ya contar con un presidente interino para que la normalidad vuelva a este país.

En esa lista están los nombres de los líderes de los partidos políticos, banqueros, personajes de reconocida prestancia profesional y ética de entre los cuáles saldrá el tan esperado presidente interino de la República, quién tendrá el encargo de llamar elecciones y llevar al país al camino democrático”.

..........
 Palabras más, palabras menos, así debe haber sido ese 29 de marzo de 1966, fecha en la que en el Ministerio de Defensa, se decidía, entre los propios militares y una Junta de Notables, (así se llamaban los líderes de los partidos políticos y los representantes de los sectores productivos del país) quién sería el ecuatoriano que debía tomar el Poder, tras la caída de la Junta Militar de Gobierno, presidida por el Contralmirante Ramón Castro Jijón.





Para ese año, la televisión en el Ecuador ya era una realidad cotidiana. Claro que era en blanco y negro, y dos estaciones se disputaban la, cada día más creciente audiencia de la capital. Canal 4, era propiedad de la Iglesia Protestante, y era mantenida con los aportes de sus fieles, tanto los nacionales como los de otros países. Formaba parte de la estación de radio HCJB que por décadas había transmitido desde el Ecuador y sus antenas transmitían en varias frecuencias a todo el mundo y en 33 idiomas.

La otra estación era Canal 6, de propiedad, al menos, mayoritariamente del Sr. Presley Norton, quién también poseía acciones en la compañía de Cervezas “La Victoria”. Con ese respaldo económico, la estación transmitía desde la loma del Itchimbía, al oriente de la ciudad.

Poco a poco, los habitantes de Quito se iban acostumbrando a los programas televisivos, entre los que no podía faltar, los incipientes telediarios que reproducían, casi al pie de la letra, las noticias radiales. 

Por supuesto, aún no existían las cámaras portátiles, ni siquiera para el blanco y negro, y por eso, eran los locutores, generalmente tomados de las estaciones de radio locales, con voz grave y entonación teatral, quienes leían los textos preparados por los primeros periodistas de televisión. Entre ellos estaba Edison Terán, locutor de Radio Quito que había llegado a Canal 6 con la idea de producción de un programa semanal llamado Telepulso, que no era otra cosa que una mesa redonda, en la que participaban varios periodistas de la Unión Nacional de Periodistas –UNP- y uno o dos invitados, especialmente figuras políticas, que se sometían a un interrogatorio que duraba 1 hora.

Edison era el conductor del programa y poco a poco se fue involucrando en el telediario del Canal.
……..

El 29 de marzo amaneció nublado. El cielo de Quito cubierto de nubes presagiaba llover. Las calles de Quito, grises, presagiaban dolor. Los estudiantes de la Universidad Central, días antes se habían declarado en huelga y salían a las calles a enfrentarse con la Policía.  El gobierno dictatorial no encontró mejor manera de sofocar la revuelta que ordenando un grupo de Paracaidistas que ingresara a los predios universitarios, violando la Autonomía universitaria, lo que encendió mucho más la revuelta estudiantil.

El 26 de ese mes y año, la rebelión pagó un precio muy alto, con la muerte de una mujer, testigo inocente de los enfrentamientos, que cayó víctima del golpe recibido al caer una bomba lacrimógena en su cabeza. La violencia se tornó general y el gobierno no pudo sostenerse.

Al amanecer de ese 29, el país conoció la noticia de que la Junta Militar de Gobierno, ya no gobernaba más. Empezaron los cabildeos.
…………….

Los militares y los miembros de esa Junta de Notables, no coincidían en un nombre. Los líderes de los partidos eran rechazados con vehemencia por los militares; ciertos representantes de las Cámaras de la Producción sufrían rechazo de otros sectores; nadie quería ceder, pero era imprescindible encontrar un nombre que se hiciera cargo de tan delicada función.

Por su parte, la ciudadanía seguía con ansias esas conversaciones, con la esperanza de que la paz retornara a las calles de Quito y de otras ciudades que se había unido a las protestas.

En ese contexto, el reciente medio de comunicación: la televisión vino a jugar el papel de intermediación entre los dialogantes y los ciudadanos. Cada cierto tiempo, Edison Terán, aparecía en la pantalla de Canal 6, con supuestos nombres de los posibles Presidentes Interinos. Era como un globo de ensayo, para conocer cuál sería la reacción de la ciudadanía ante tal o cual nombre.

Pero, el ejercicio era en dos vías, también se mencionaba otros nombres para que los negociadores supieran que entre otros grupos de ciudadanos circulaban esos personajes con cierta aceptación ciudadana.

Horas de negociaciones y cabildeos no rendía los frutos esperados. Tenía que hallarse, entonces, un nombre de un personaje que no estuviera ligado a ningún grupo de presión o, al menos, que tuviera la suficiente independencia de criterio como para actuar fuera su control.
…………..


Nadie sabe con certeza, ni siquiera él mismo, las veces en que Edison Terán interrumpió la “programación regular” del canal. Lo único cierto es que alrededor de las 18h00, anunció que el nombre escogido había sido el del Dr. Clemente Yerovi Indaburo, un patriarca Guayaquileño, que nunca había pertenecido a partido político alguno y que sus lazos  de unión con los dirigentes de Cámaras y gremiales eran de carácter estrictamente social y de dignidad. Por eso nadie se extrañó que al posesionarse de su cargo de Presidente Interino de la República, anunciara que tras la puerta del despacho presidencial estaría siempre su maleta lista para retirarse y volver al seno de su hogar.

Hablar de la presidencia de este personaje, sería otra historia. Ahora sólo quería contarles de cómo él llegó a ocupar este puesto, y de cómo la incipiente televisión jugó el papel de enlace en los devaneos de la política ecuatoriana.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario